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martes, 13 de octubre de 2009

martes, 26 de mayo de 2009

Japón Mágico

El viaje a Japón surgió a principios de 2009, cuando Francis fue invitada a representar a Venezuela en el Congreso Mundial de Rinología a realizarse en Seul, Corea. Dado que el cruzar la mitad del mundo pudiera hacerse una vez en la vida, decidimos aprovechar el tirón y conocer algo de Japón y China.
Salimos de Caracas el 30 de abril de 2009, rumbo al lejano oriente. Después de dos vuelos agotadores, vía Frankfurt, 21 horas en el aire, dos noches acortadas por la diferencia horaria, además de las interminables horas en aeropuertos, llegamos el 2 de mayo a Narita, que sirve a la moderna ciudad de Tokio. Nos esperaba Toshio, quien sería nuestro guía en español, contratado gracias a las maravillas del internet y del Google (www.miracletours.jp). Ya por mail había solicitado un itinerario que incluyera Tokio, Kioto, Nara y Osaka. Equipaje en el carro y de una vez rumbo al Monte Fuji, la Montaña Sagrada. La sensación es indescriptible. A medida que nos acercábamos al volcán, con su forma cónica perfecta y su cubierta de nieve, sentíamos su poder mágico.  Ese día, la naturaleza nos regalo un cielo azul, que, como nos dijo Toshio, debíamos agradecer a Dios (o a Buda...?), porque en esta época del año el volcán está casi siempre completamente nublado. El carro nos llevó hasta la 5ta estación, a 2.300 mts (el Fuji tiene 3770 mts) y allí pudimos estirar las piernas, tomar fotos, comprar souvenirs y hasta caminar por la nieve y recoger alguna piedra volcánica para la colección. Más tarde seguimos nuestro camino hacia el lago Ashi, deteniéndonos primero a almorzar nuestra primera comida japonesa en suelo nipón. Una divinidad. El lago Ashi (芦ノ湖, Ashinoko), está situado en Hakone, a unos 100 kms de Tokio, en el cráter de un volcán inactivo, con fumarolas y aguas termales muy cercanas. El lago lo cruzamos en un galeón estilo español, muy turístico y bajo un frío glacial. El tour incluía ascenso al Mt. Hakone en funicular, pero ya el cansancio extremo de 2 noches de mal dormir y el frío hacían estragos en nosotros, así que dejamos el teleférico para un próximo viaje. Ya en la noche, llegamos a Tokio, para hospedarnos en el Okura Hotel, bellísimo y lujoso hotel, con comodidades de 6 estrellas a excelente precio. A pesar del cansancio y de los kimonos esperándonos en la cama, decidimos no echarnos a dormir y más bien salir a conocer algo de Tokio de noche, así que tomamos un taxi, que de paso son todos superlujosos y con choferes de guantes blancos y demás y nos dirigimos a Roppongi, centro de reunión de jóvenes noctámbulos. Visita a Hard Rock Café de por medio, a tomar un trago y despedirnos de la comida occidental por unos días, caminamos un rato, aprovechando de tomar fotos de la Torre de Tokyo, con su espectáculo de luces. Al día siguiente, nos pasó buscando Jessica, una linda malagueña radicada en Tokio, quien nos llevaría a conocer la ciudad. Primera parada: Torre de Tokio, una torre de metal, inspirada en la Torre Eiffel, pero con 332 mts de altura (8 mts más que la de París) Subimos al observatorio, para disfrutar de vistas fabulosas de la ciudad. Después de la compra obligatoria de souvenirs, bajamos para seguir nuestro tour. A poca distancia de la torre está el templo de Zojoji, a cuyo alrededor hay un cementerio de niños no nacidos, donde pudimos observar cientos de estatuillas en memoria de los mismos, denominadas Jizó. Vale la pena observar estos Jizó, los cuales son adornados por los familiares, con gorro, babero, flores y un molinillo de viento. Después de conocer el templo, caminamos hasta la estación del Metro, donde tomaríamos un tren para conocer el Palacio Imperial, con sus bellos jardines y majestuosas construciones. Desde la zona del Palacio nos dirigimos hacia Asakusa Senso-Ji, a conocer el templo budista más importante de Tokyo. Después de almorzar en los alrededores, recorrimos el mercado Asakusa, donde venden todo tipo de artesanías. Al final del mercado, se encuentra el templo Senso-Ji, con su bella pagoda de 5 pisos. Al final de la tarde nos fuimos a Ginza, zona comercial con edificios modernos inmensas tiendas de electrónicos, que recuerdan a la Gran Manzana. Al día siguiente, bien temprano tomamos el tren bala para dirigirnos a Kyoto, tierra de Geishas, cuya crónica dejaré para una futura entrega.