Escribir no es tarea fácil. Muchas veces sobran las ideas, pero faltan las palabras... y a veces las palabras llegan, pero con un nudo en la garganta.
Este 7 de octubre de 2018 vi concluir una etapa en mi vida, la cual se inició en 1968. 50 años que son bastante más que muchos matrimonios. Más que una etapa de la vida, podría llamarla una era. No quiero ser malinterpretado, aunque me importa un bledo si lo soy, pero al partir el que considero más que un amigo, un hermano... mi hermano Pancho, buscando nuevos horizontes, se fue al exterior con él parte de mí y ahora sí, murieron los Blusters.
La música empezó en mi vida muy temprano. En mi blog http://www.biglosada.com/2015/06/los-blusters.html, hablo de los inicios de los Blusters, no solo como banda, sino como un grupo de amigos que, ni el tiempo ni la distancia han podido separar.
Francisco Pérez Olivares, Pancho, llegó a los Blusters en 1968 y desde entonces iniciamos una amistad que se ha enriquecido con el correr de estas 5 décadas. Primero los ensayos y los toques y simultáneamente las "parrandas", juegos de cartas, gasolineadas, paseos a la playa, con Alex, el Oso, Eduardo y el resto de los Blusters, vivimos sin fin de aventuras propias de adolescentes, las cuales construyeron lazos indisolubles. Los amores y desamores de estos 50 años han aderezado esta amistad y a pesar de haber cambiado las coprotagonistas, los protagonistas seguimos siendo los mismos.
Después de una "separación" física en 1974, sin necesitar Whatsapp ni Instagram para mantenernos conectados, en 1989 decidimos reagrupar la banda, con una etapa que duró esta vez 26 años. Pancho, Carlos, Waldemar, Charly y yo, nos enriquecimos con la inclusión de Margaret y Gisela y de los hijos Coco y Xavier, para formar un grupo, no solo musical, sino social y sobre todo de amistad. Siempre en la parte de atrás de la tarima, pero con su voz extraordinaria resaltando, Pancho seguía siendo la columna vertebral de los Blusters, esta vez ayudado al frente por la Showgirl, Margaret Marshall.
Tiempos que pasaron más rápido de lo deseado, pero disfrutados al máximo.
Ya para 2013, se veía venir el ocaso de los Blusters y con solo un par de toques en 2014 y 2015, incluyendo el toque final en septiembre de 2015, como despedida de Xavier, quien se iba a España a probar suerte y de Margaret, quien haría lo propio en USA, moría esa era, pero como una mezcla de sonidos, nacía una nueva banda a la que llamamos "Los Panas". Otra etapa con otros coprotagonistas, pero siempre los mismos protagonistas, Pancho y yo. Mientras estuviera allá atrás con su batería y con su micrófono cantando, sentía que todavía estaban los Blusters en tarima.
Empezamos con un repertorio similar, esta vez con Julio de cantante principal y algunos temas cantados por Pancho, pero en el correr de los ensayos incursionamos con éxito en temas latinos de Ilan, Yordano, Bachatas de Juan Luis Guerra, son cubano de la Orquesta Aragón y hasta guarachas de Billo´s. Pancho supo adaptarse a los "nuevos" ritmos y como de costumbre, siempre dio la talla.
La guinda de nuestra amistad en los últimos años, ha sido el compartir, lo que más que un deporte es ahora una pasión: el golf. Ya no solo reuniéndonos para ensayar o tocar, sino caminando una cancha detrás de una pelotica, ha significado un motor de alta potencia para nuestra amistad.
Calidad de vida, un concepto que para muchos significa la búsqueda del emigrante, lo teníamos aquí, con nuestra música, nuestro golf y los ratos compartidos en la fuente de soda o en la sala de la casa. Un par de cervezas después de 18 hoyos de golf, acompañados por los gritos de las guacamayas caraqueñas y la vista de nuestro imponente Avila, en la compañía de mi hermano Pancho, no tiene precio.
Seguiremos con la música mientras se pueda y claro que con el golf, pero al igual que lo que ha pasado durante mucho tiempo después de que Margaret se fue, cuando al oír Torn between two lovers o There´s a kind of hush se me aguan los ojos, pasará con I´m coming home, By the time I get to Phoenix o Por alguien como tú, entre muchas canciones, que recordando a Pancho me harán enturbiar la vista.
Dios quiera que podamos repetirlo. Buen viaje y éxito por siempre. Cuídate.
Este 7 de octubre de 2018 vi concluir una etapa en mi vida, la cual se inició en 1968. 50 años que son bastante más que muchos matrimonios. Más que una etapa de la vida, podría llamarla una era. No quiero ser malinterpretado, aunque me importa un bledo si lo soy, pero al partir el que considero más que un amigo, un hermano... mi hermano Pancho, buscando nuevos horizontes, se fue al exterior con él parte de mí y ahora sí, murieron los Blusters.
La música empezó en mi vida muy temprano. En mi blog http://www.biglosada.com/2015/06/los-blusters.html, hablo de los inicios de los Blusters, no solo como banda, sino como un grupo de amigos que, ni el tiempo ni la distancia han podido separar.
Francisco Pérez Olivares, Pancho, llegó a los Blusters en 1968 y desde entonces iniciamos una amistad que se ha enriquecido con el correr de estas 5 décadas. Primero los ensayos y los toques y simultáneamente las "parrandas", juegos de cartas, gasolineadas, paseos a la playa, con Alex, el Oso, Eduardo y el resto de los Blusters, vivimos sin fin de aventuras propias de adolescentes, las cuales construyeron lazos indisolubles. Los amores y desamores de estos 50 años han aderezado esta amistad y a pesar de haber cambiado las coprotagonistas, los protagonistas seguimos siendo los mismos.
Después de una "separación" física en 1974, sin necesitar Whatsapp ni Instagram para mantenernos conectados, en 1989 decidimos reagrupar la banda, con una etapa que duró esta vez 26 años. Pancho, Carlos, Waldemar, Charly y yo, nos enriquecimos con la inclusión de Margaret y Gisela y de los hijos Coco y Xavier, para formar un grupo, no solo musical, sino social y sobre todo de amistad. Siempre en la parte de atrás de la tarima, pero con su voz extraordinaria resaltando, Pancho seguía siendo la columna vertebral de los Blusters, esta vez ayudado al frente por la Showgirl, Margaret Marshall.
Tiempos que pasaron más rápido de lo deseado, pero disfrutados al máximo.
Ya para 2013, se veía venir el ocaso de los Blusters y con solo un par de toques en 2014 y 2015, incluyendo el toque final en septiembre de 2015, como despedida de Xavier, quien se iba a España a probar suerte y de Margaret, quien haría lo propio en USA, moría esa era, pero como una mezcla de sonidos, nacía una nueva banda a la que llamamos "Los Panas". Otra etapa con otros coprotagonistas, pero siempre los mismos protagonistas, Pancho y yo. Mientras estuviera allá atrás con su batería y con su micrófono cantando, sentía que todavía estaban los Blusters en tarima.
Empezamos con un repertorio similar, esta vez con Julio de cantante principal y algunos temas cantados por Pancho, pero en el correr de los ensayos incursionamos con éxito en temas latinos de Ilan, Yordano, Bachatas de Juan Luis Guerra, son cubano de la Orquesta Aragón y hasta guarachas de Billo´s. Pancho supo adaptarse a los "nuevos" ritmos y como de costumbre, siempre dio la talla.
La guinda de nuestra amistad en los últimos años, ha sido el compartir, lo que más que un deporte es ahora una pasión: el golf. Ya no solo reuniéndonos para ensayar o tocar, sino caminando una cancha detrás de una pelotica, ha significado un motor de alta potencia para nuestra amistad.
Calidad de vida, un concepto que para muchos significa la búsqueda del emigrante, lo teníamos aquí, con nuestra música, nuestro golf y los ratos compartidos en la fuente de soda o en la sala de la casa. Un par de cervezas después de 18 hoyos de golf, acompañados por los gritos de las guacamayas caraqueñas y la vista de nuestro imponente Avila, en la compañía de mi hermano Pancho, no tiene precio.
Seguiremos con la música mientras se pueda y claro que con el golf, pero al igual que lo que ha pasado durante mucho tiempo después de que Margaret se fue, cuando al oír Torn between two lovers o There´s a kind of hush se me aguan los ojos, pasará con I´m coming home, By the time I get to Phoenix o Por alguien como tú, entre muchas canciones, que recordando a Pancho me harán enturbiar la vista.
Dios quiera que podamos repetirlo. Buen viaje y éxito por siempre. Cuídate.
¡Salud hermano querido!