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lunes, 28 de octubre de 2013

Día de Glaciares

El miércoles 25 de septiembre tendríamos un día muy especial. Después de navegar toda la noche de regreso por el Lynn Passage, a las 6 am el Sapphire entraría en el Parque Nacional Glacier Bay. La información era que había oportunidad de ver ballenas jorobadas en el Icy Strait, a la entrada del parque. Las ballenas permanecen en estas aguas en verano y migran hacia las aguas más cálidas del pacífico sur en invierno. Aparentemente este año hubo mucha actividad en julio y agosto, pero ya para esta época del año se observan en menor cantidad (igual que los turistas!). Me levanté muy temprano y salí al balcón del camarote, en pijamas a "menos algo de temperatura", con la esperanza de poder ver de cerca las famosas ballenas y tomar fotos. Pues nada, salvo algunos leones marinos nadando. Claro, con ese frío ya las ballenas iban rumbo a Hawai... De todos modos, ya bien despierto (debido al friiiío!), decidimos subir a desayunar temprano y salir a cubierta a continuar la sesión fotográfica, pero ahora bien abrigaditos. Ya los guardaparques (park rangers) habían abordado el barco y se encargaban de dar información a los pasajeros interesados.



El parque no solo es un monumento nacional espectacular, por la belleza de sus montañas nevadas y la inmensa cantidad de glaciares que posee, sino también una reserva biológica gigantesca, donde conviven perenne o estacionalmente gran cantidad de aves, fauna marina y animales silvestres.

GLACIAR JOHN HOPKINS 

La navegación interior en Glacier Bay es muy lenta y el barco se detiene cerca de los glaciares más importantes, destacando el Margerie Glacier, con una "pared" de unos 90 mts de altura (un edificio de 30 pisos), frente a la cual permanecimos casi 1 hora. Esto para poder tener la oportunidad de presenciar la forma como se desprenden los trozos de hielo, produciéndose un estruendo similar a un cañonazo. De hecho, para ubicarnos en el Tarr Inlet, frente al glaciar, tuvimos que esperar que el Zuiderdam saliera.




GLACIAR MARGERIE


Después de las 3 pm, el Sapphire encendió de nuevo sus motores y tomó rumbo hacia el sur. En el canal veríamos algunas orcas, como un consuelo por no haber divisado ninguna ballena durante el día. 
Al día siguiente llegaríamos a Ketchikan en nuestro penúltimo día de crucero. Los king crabs y las águilas nos esperaban.


Fotos de Glacier Bay National Park en Picasa: 

Información turística del parque en http://www.nps.gov/glba/planyourvisit/cruise.htm


viernes, 25 de octubre de 2013

Skagway. Glaciar por agua.


El día martes 24 de septiembre de 2013 el Sapphire amaneció en Skagway. Por no madrugar, me perdí la entrada del barco al fiordo, a través de un estrecho pasaje entre las montañas (Lynn Passage). La noche anterior lo habían anunciado como algo atractivo, por lo bonito del paso del buque entre las cordilleras, cuyas montañas flanquean el fiordo con paredes casi verticales. Recuerdo que mi padre disfrutaba mucho del momento del atraque y se levantaba muy temprano para poder verlo. Él no se lo hubiera perdido. No fue este mi caso en Skagway.


El Lynn Passage lo recorreríamos en un rato en vía contraria,  pero en lancha, hacia el Glaciar Davidson. Esta vez, al menos en la mañana, sin tiempo de hacer shopping, pude tomar fotos del barco en el puerto.


Abordamos el Discover en el mismo puerto de Skagway, iniciando la excursión "Glacier Point Wilderness Safari". Esta excursión con nombre tan largo incluía, en primer lugar el paseo en este bote hasta Glacier Point, luego en autobús hasta un campamento en la montaña, desde donde caminaríamos hasta el río del glaciar y de aquí, en bote a través del lago Davidson, hasta el glaciar Davidson mismo. Es decir!!!


Una hora de navegación en esta moderna lancha, con una explicación excelente por parte del guía, de la geografía y fauna de la región, no solo acuática, sino de las aves y hasta de los osos, nos preparó la escena para lo que íbamos a experimentar.


La belleza del paisaje por estos lares es indescriptible. En un día despejado, el verde de las montañas, coronado por el blanco de las nieves, en contraste con el azul del cielo ártico, brindan un espectáculo que asegura que realmente el mundo es obra de Dios.


Al llegar a Glacier Point, un grupo de jóvenes guías nos esperaba. Estos muchachos, procedentes de muchas regiones de norteamérica, permanecen en ese bosque durante 7 meses que dura la temporada de cruceros. El nuestro era el último crucero del año, así que ya se estaban prácticamente despidiendo de Alaska. Después de ofrecernos un lunch, nos llevaron en autobús hasta el campamento, donde debíamos colocarnos botas impermeables, chaquetas y chalecos salvavidas (eso se llama hacer turismo!!!!) y de allí tras una corta caminata a través del bosque, llegamos al lago. Nos esperaban varias canoas en las cuales iríamos remando hasta el glaciar (con una "pequeña ayuda" de un motor fuera de borda).



No es posible describir la emoción que se siente al irse acercando a aquella inmensa mole de hielo. Miles de toneladas de hielo comprimido moviéndose lentamente durante siglos, hasta fundirse en aquel hermoso lago. Priceless!





Nota al pie: Después me dijeron que meterme debajo del glaciar era una temeridad, porque si se llega a desprender "un trocito" de unos 500 kg, tendrían que buscar una grúa para sacarme. ¡Dios me cuide!

Al regreso a Skagway, siempre con un hermoso día pudimos observar un par de colonias de leones marinos y algunas águilas calvas en los árboles. Más adelante, en Ketchikan tendría la oportunidad de tomar unas buenas fotos de esta hermosísima ave en vuelo, publicadas en el álbum de Picasa "The Bald Eagle Flight" https://picasaweb.google.com/105466676373743580884/TheBaldEagleFlight.

Al llegar al pueblo pudimos recorrer las 2 calles del pueblo, muy bello por cierto, donde se repiten las tiendas de souvenirs y por supuesto las joyerías. En todas las tiendas nos decían que había remate, por ser la última semana de la temporada (cierran hasta primavera), pero los descuentos eran en franelas, gorras, salmón ahumado, etc. Toda la mercancía en "sale", menos los diamantes...


Ya habíamos experimentado los glaciares "por arriba" al llegar en helicóptero y prácticamente "por debajo"al llegarle en bote. Al día siguiente, la guinda de la torta: Glacier Bay National Park.
En el album de Picasa las fotos se explican por sí solas. No hace falta hacer comentarios, porque el día se pasó tomando fotos desde el barco.


Se sugiere que se inscriban en Google + para que puedan disfrutar de una mejor experiencia.


jueves, 24 de octubre de 2013

Juneau. Glaciar por aire.


El primer día de navegación fue para conocer el barco, aunque con tantos salones, restaurantes y piscinas, terminada la semana aún nos perdíamos en él.
Fijamos cita en el Lotus Spa, para un masaje ese mismo día. Como quien dice, empezar la semana relajadito...
Había reservado para un masaje sueco, el cual recibí plácidamente, aunque la señorita, muy amablemente trató de convencerme de que necesitaba algo más, lo cual rechacé (por si acaso...). A Francis sin embargo, si la pudieron agarrar con el "algo más" y el upgrade fue un masaje con bambúes (no me imagino como masajean con eso...), lo cual cobraron por cierto, bien caro. Hasta le vendieron un gel "relajante". A mí intentaron también venderme el gel, pero prefiero no usar ese tipo de cosas, no vaya a ser que me relaje demasiado...! (Max no utiliza eso y menos JJ...!!).
La primera noche fue gala de bienvenida con champán en la Galleria. En la cena sirvieron ostras y salmón. Pedimos doble ración y Raymond nos complació. ¡Continuamos con buenos parciales!


Al día siguiente llegábamos a Juneau a la 1 pm. Aprovechamos la mañana de ese soleado día, mientras navegábamos por el Stevens Passage, para tomar fotos en las cubiertas (con gorro, con lentes, con chaqueta, etc.).



Juneau, a pesar de ser la capital de Alaska (siempre pensé que era Anchorage), es un pequeño pueblo, cuya atracción turística principal, aparte del teleférico (Tramway) y la cercanía del glaciar, es la venta de diamantes y otras piedras preciosas con nombres extraños (alejandrita, jorgexita, alanxita, maxdrita, victorxita... etc... Jejeje!).



Desde el día anterior te tratan de vender las piedras en el barco, con charlas "informativas", cupones de descuento y todo tipo de trucos, para hacerte sentir miserable si no compras un diamante de esos en Juneau. De todos modos, no éramos los únicos decididos a no gastar en eso (al menos yo). Lo del Sicad no daba para tanto...
Una vez el Sapphire atracó en Juneau, bajamos al pueblo a comprar unos souvenirs y conocer algo de la capital de Alaska. Pasamos por cada una de las joyerías (es imposible que una mujer no entre a probarse un anillo o unos aretes, en TODAS las joyerías, así no tenga un dólar en la cartera). Claro que, sintiéndonos miserables por no poder pagar por un anillito $1500 (Bs. 75.000 al cambio innombrable), decidimos seguir nuestro camino en la onda del turismo ecológico. Un par de perros de trineo posaron con Francis a cambio de $1. ¡Un ahorro y mejor resultado!


A las 4:15 pm teníamos que estar de regreso en el puerto para el tour. La excursión escogida era un vuelo en helicóptero al Mendenhall Glacier. ¡Emoción y susto!


La sensación, para quien no ha montado en helicóptero nunca (la comai p. ej.) fue extraña, mezcla de pánico y alegría de estar volando. El piloto dio "una vuelta" entre las montañas nevadas, enseñándonos infinidad de glaciares (Alaska es el lugar que concentra mayor cantidad de glaciares en todo el planeta) y pudimos aprender que hay diferentes tipos (de lago, de río, de mar y hasta unos que todavía no llegan a ningún destino). Glaciares viejos y jóvenes. Glaciares que en su camino de descenso se encuentran con otro y se unen, formando un inmenso río de hielo donde queda marcada la unión como un carril oscuro (lo verán en las fotos del Mendenhall). Nos explicaron el porqué del color azul del hielo (Wikipedia: resultado de un sobretono de la molécula de hidróxido (OH) contenida en el agua que absorbe la luz roja del final del extremo del espectro visible... Jejeje), el porqué vienen cubiertos y mezclados con tierra y rocas y hasta el porqué se forma un túnel debajo del glaciar. Creo que al final de la semana sería un glaciarólogo...


El helicóptero desciende sobre el glaciar Mendenhall, el cual más abajo, forma un lago a un lado de Juneau. Pudimos caminar sobre el hielo y las grietas, claro que ninguna demasiado grande. Una experiencia diferente. Pudimos descubrir que, aquello de tomar un escocés con hielo del glaciar, al menos aquí, es pura mitología. El hielo está más sucio que cava de cervecería. Una capa de tierra acumulada de cien años... o mil?




Hay grietas de 30 mts de profundidad y si algún curioso (o bobo) se cae, ya se imaginan lo que le va a pasar. Después de 40 minutos de fotos sobre el Mendenhall llegaron los helicópteros para llevarnos de regreso a Juneau.


El regreso es más corto, sin vuelo escénico y finalmente llegamos al barco, ya oscureciendo, a tiempo para la cena. Jullia y Raymons no podían creer que habíamos pisado un glaciar. Esos muchachos, a pesar de todo lo que viajan no tienen tiempo de conocer nada. No los envidio!

Pueden revisar las fotos de Juneau en Picasa https://picasaweb.google.com/105466676373743580884/JuneauAlaska

Mañana será otro día. Otro glaciar, igualito..., pero diferente...

Próxima entrega: Skagway. Glaciar por río.

martes, 22 de octubre de 2013

Vancouver desde el aire. Todos a bordo!


Vancouver es una ciudad verde. Sembrada de hermosos árboles, prácticamente en todas sus calles. Tiene gran cantidad de parques y es obligación de los constructores, cuando hacen un edificio, colocar un área verde a un lado. La ciudad tiene varios parques muy grandes, pero uno sobresale, casi del tamaño del Central Park de NY, el Stanley Park. Es imposible visitar Vancouver y no ir a Stanley Park a caminar por Seawall, visitar el Acuario, los Totem Poles, o simplemente sentarse en la grama a ver los barcos pasar.
Desde la primera mañana nos propusimos caminar desde el hotel hasta el parque y la verdad valió la pena.

Tenía en mente hacer el vuelo en hidroavión al regreso del crucero, pero después de caminar el viernes a Stanley Park y Coal Harbour, nos detuvimos en el terminal acuático de Harbour Air Seaplanes "a preguntar". Solo con ver los aviones despegando y amarizando, nos entusiasmamos y decidimos reservar de una vez el vuelo. Nos decidimos por el Panorama Classic Scenic Tour, con 20 minutos de vuelo ($114 pp). El siguiente costaba $174, así que... De paso la empleada nos dijo que tenía que ser ese mismo día, porque ya al día siguiente se esperaba mal tiempo (que raro!). Menos mal que lo hicimos ese día, porque no se equivocó el pronóstico del tiempo y al día siguiente cayó un diluvio. Un aparte en el cuento es que días después, ya en el meeting, un otorrino argentino se quejaba de la ciudad: SIC -Ché, como pueden decir que Vancouver tiene una calidad de vida de las más altas del mundo, si llueve tanto..!! Jaja!!! Que boludo!!

Sigo. A las 2:30 pm estábamos ya listos para el abordaje. Primera vez en la vida. Había que experimentarlo.



El despegue es emocionante, impresionando la potencia del motor y la velocidad que alcanza antes de levantarse del agua. El piloto luego de pasar sobre el Lyons Gate, dirigió el hidroavión hacia el norte, buscando la cordillera. Después de un vuelo entre montañas cubiertas de pinos y sobre bellos lagos, regresamos a Vancouver, volando sobre Granville Island, Downtown y Stanley Park, para acuatizar frente a Canada Place (puerto de cruceros en la foto). El paseo es altamente recomendable. La compañía ofrece también vuelos a Victoria, pero ya había pagado el tour en bus, por cierto bastante más barato... También hay vuelos hasta un glaciar, acuatizando en un lago frente al mismo. Eso por si se animan Mateo y Belkis...




Después del vuelo, caminaríamos por Granville Street, hacia el hotel, ya pensando en la cena en Blue Water Café & Raw Bar.
El restaurant está ubicado en Yaletown, muy cerca del hotel, distancia que se podía cubrir caminando, si no hubiese caído un aguacero. Tuvimos que tomar un taxi, el cual por cierto se tardó en llegar, dada la torrencial lluvia. De todos modos al llegar al restaurant tuvimos que esperar unos 15 minutos para que nos llevaran a la mesa.
El Blue Water Café es considerado uno de los mejores restaurantes de Vancouver. Tiene una barra de sushi espectacular donde Víctor y Rita disfrutarían horrores y la comida del mar es sencillamente extraordinaria. Acompañamos la comida con espumante y me tomé un single malt como pousse café... Los gustos en vida, como dice Anabel...!


Les invito a revisar la página web http://bluewatercafe.net/ y si gustan denle una vista al menú.

Cheers!

Después de la cena afortunadamente había escampado y pudimos regresar al hotel caminando. Hasta ese momento, como dice Carlos B utilizando una terminología hípica, llevábamos buenos parciales...!
Llegó así el tan esperado día sábado. Anabel se hubiese ido al puerto desde la mañana, pero nos advirtieron que no nos apareciéramos antes de la 1 pm, así que caminamos nuevamente al Stanley Park y de regreso desayunamos en el Café Frances en Nelson St. Nos fuímos a Canada Place antes de la 1. Por supuesto, la cola para embarcar era gigantesca. No es fácil meter 2.600 pasajeros en un barco en una tarde, así que paciencia!. Ni un venezolano en la cola (se sabe cuando hay venezolanos en cualquier cola...). Lo que tarda la entrada es que el barco sale de Canada y entra en Alaska (USA), así que las autoridades de inmigración norteamericanas hacen la revisión igualito que en los aeropuertos (huellas, foto y demás). La odisea del pasaporte de la comai, con la visa americana, no la voy a contar, pero finalmente abordamos el Sapphire Princess alrededor de las 4 pm. 
El barco es realmente impresionante. Lujo, belleza y comodidad por doquier. En mi album de Picasa "Hacia Alaska en el Sapphire Princess" pueden ver las fotos del barco al momento de zarpar y del primer día de navegación. 





El camarote que nos tocó (A-502), sencillamente inmejorable, sobre todo por el balcón. Desde allí pudimos disfrutar la zarpada del puerto de Vancouver. En días posteriores nos sentaríamos a tomar unas copitas de vino admirando los paisajes de Alaska (salud Jorgito!) y por supuesto, tomando cientos de fotos... Francis con lentes, Francis sin lentes, Francis con sombrero, Francis sin sombrero, ahora Francis con chaqueta, una conmigo y por fin una para papaupa solo..Jejeje!


En la tarde, tuvimos el ensayo de salvamento, habitual el primer día, después del cual pudimos disfrutar de una bella puesta de sol, que ya nos decía lo que nos esperaba en Alaska.



Nos tocó el segundo turno de comida. Debo acotar que desde el primer crucero que hice a los 22, al cual hice referencia en la entrada "La despedida", mi papá nos decía que había que pedir el segundo turno de cena, porque así no estás apurado cuando bajas del barco en algún puerto. Lo he cumplido siempre... Gracias pure!
Nos recibieron en el International Dining Room, quienes serían nuestros anfitriones el resto de la semana, Jullia de Ukrania y Raymond de Filipinas, dos chamos realmente encantadores. Nos hicieron sentir como reyes. Deben estar ahora navegando hacia Hawai. Saludos!




La semana prometía... y cumplió con creces.

Próxima entrega: Juneau: Glaciar por aire.