¿Quien será este?
Encontramos a Dublín cubierto con un tenue manto blanco, que nos parecía algo fantástico, por lo pocas veces visto. No imaginábamos en ese momento, que dos días después, nos tocaría presenciar una de las más fuertes nevadas sobre esa ciudad, en décadas.
Llegados al hermoso hogar de los muchachos y ya disfrutando de mayor confianza de Diego y Andrés, mediada por la entrega de regalos de Navidad y golosinas llevadas desde Venezuela, iniciamos la experiencia más bella que se puede vivir: jugar con los nietos!
Aquí Diego enseña a Papaupa su nueva cámara, que le trajo Santa en Navidad...! Después se encargaría de hacer sesiones fotográficas completas, pero con la cámara del papaupa.
Para nuestra sorpresa, el pequeño Andrés es más sencillo, y se conforma -aún- con un Pirulín, aunque no tiene la paciencia de esperar a que se lo abran...
Por razones desconocidas, pero probablemente conociendo la vena musical Losada, Santa este año llenó la casa de los muchachos, con instrumentos musicales, desde marimbas, panderetas, platillos, etc., hasta un teclado y una guitarra, lo cual pudimos aprovechar para enseñar a los nietos los fundamentos de la teoría y el solfeo, aunque pienso que esa tarea podrá seguirla, con más efectividad, el tío padrino X - avier...JE!
Debo resaltar antes de seguir, el ambiente tan cálido (a pesar del frío), que se respira en el hogar Losada Egan. Ceci es una bella madre, que se encarga de la crianza de sus cachorros, con un cariño inigualable, a pesar de la rectitud de sus normas, las que en ocasiones son ¡casi militares!
Por su parte Hugo, es un padre amoroso, a quién le gusta jugar con sus hijos a pesar de un pesado día de trabajo, sin que haya dejado a un lado, de todos modos la vena militar de los Losada, aderezada con la de Ceci.
-¡No quiero dormir NO! dice Diego, derritiendo el corazón solo de sus abuelos.
-¡El horario se respeta, aunque haya fiesta en casa!- Y a diferencia de hace un año, cuando había protestas a granel, los bebés van a dormir, sin mucho escándalo, para dejar a los "grandes" compartir de una deliciosa cena preparada por Ceci, acompañada de vino de la Rioja, traído por Papaupa y Francis.
Desde tempranas horas de la mañana comienza la lidia con el par de novillos...
Se sienta Diego en la mesa y empieza la corrida. Capa, banderillas, muleta! Todavía el plato lleno! Pero el toro no se irá de la plaza con indulto! El torero muestra paciencia y arte y finalmente, tras el cambio de tercio, Diego abandona la plaza con el plato limpio y la barriga llena y Ceci da la vuelta al ruedo...
Ya comidos y vestidos con abrigos, bufandas y gorros, saldríamos a pasear por un Dublín hermoso, con cielo azul y una temperatura alrededor de 6ºC.
Ya en la tarde, Ceci nos llevaría al puerto para comer pescado ultrafresco y unos mejillones espectaculares. Durante la cena, los nietos aprovecharon de jugar con los creyones y hasta comérselos!
Nos llegó así el día 6 y con él, la nieve "de verdad". Desde la mañana fue para nosotros bella experiencia ver nevar. Tanto, que lo primero que hicimos fue salir a tomar fotografías y a jugar con la nieve, sin importarnos mucho el frío..!
Nos tocó entonces un día de quedarnos en casa y jugar con Diego y Andrés.
Después de la "faena" del desayuno y como parte fundamental de la diversión de un día nevado, nos tocó por supuesto jugar con Diego "outdoors" y hacer un muñeco de nieve, por cierto nuestro primero en la vida!!
Armados de los implementos necesarios y gracias a las sabias indicaciones del Gran Diego, nuestro muñeco resultó ser una obra escultórica de alta factura y resistencia a todo prueba, que se mantenía de pie hasta el último día!!
Ya al anochecer, al llegar "Papito Lindo", salimos todos (los varones) a jugar con la nieve, rato inolvidable, que como dice la propaganda ¡no tiene precio!
Luego de el bochinche a la intemperie y ya al calor del hogar, pude tomar, finalmente, algunas fotos de la familia Losada Egan completa, cosa que no había podido obtener antes.
Al siguiente día la nevada fue aún más intensa y el primer pedido matutino del Gran Diego fue "sorpresivamente": -Papaupa acompáñame a jugar en la nieve-... ¡lo cual acepté!
Estas imágenes quedaran imborrables en mi memoria. Ya al siguiente día emprenderíamos el retorno a Madrid, quedándonos con la tristeza de dejar a los nietos en Dublín, para volver a ser abuelos de Skype, pero a su vez con la alegría de que están felices y creciendo saludables y en un ambiente seguro y lleno de amor. Dios los bendiga!