Bienvenidos

Hola!, si estás aquí es porque has sido invitado o tienes algo en común con nosotros, bien sea el mismo apellido, o gustos similares, principalmente el de viajar. Cualquiera que sea el motivo, te damos la bienvenida a nuestro blog y esperamos que lo disfrutes y que la información que aquí obtengas te sea útil y agradable.

domingo, 21 de abril de 2013

Verano del 67. Cuando la tierra tembló.


29 de julio de 1967. Contratados para tocar en la fiesta aniversario del Club Los Cortijos, pasamos la tarde instalando los equipos y haciendo el sonido. Hang on Sloopy, Gloria, Satisfaction, Jumpin Jack Flash, Gimme a little sign, Try a little tenderness, sonarían esa noche, claro que junto a Ariel, La Vaca Vieja, El Profesor RuiRuá, los mosaicos de Billo´s y cuanta guaracha estaba de moda. Sería una fiesta grandiosa... 
Quizás Waldemar o Carlos recuerden porqué nos agarró la noche en el club. 

Manejaba el Fairlane 500 de mi mamá. Dejamos los equipos en el club y teníamos que ir a vestirnos para regresar a la fiesta. Fui a llevar a Carlitos a su casa, por cierto, una historia que se ha seguido repitiendo hasta el sol de hoy… Sonaba en la radio Aleluya de Cherry Navarro...


Estas son las cosas
Que me hacen olvidar
este mundo absurdo
que no sabe a donde va

 http://www.youtube.com/watch?v=Mtg7fyjhqH8



Eran las 8 de la noche y al pasar sobre el puente Veracruz, sentimos que el puente se movía. Recuerdo que iba un camión al lado y pensé que el movimiento era por el camión, pero al tomar la Río de Janeiro se oían gritos desde dentro de las casas. Todavía en ese momento ni sospechábamos lo que estaba pasando... Al llegar a la casa de Carlos, la imagen de Reinaldo, gritando en el porche de la casa, agarrado de la reja, sin poderla abrir, permanece tan viva como si hubiese sido ayer. ¡Terremoto! era el grito que se oía y aunque no lo sentimos en toda su magnitud, porque íbamos rodando en el carro, la impresión de los edificios en el suelo aquella noche, impactó nuestra existencia. Cayeron el Mijagual, el San José, Neverí, Palace Corvin y Mansión Charaima en Caraballeda. El reloj de la Catedral se detuvo en aquella fatídica hora.. 8:05.. por supuesto no hubo fiesta en Los Cortijos.
Al día siguiente iríamos a recoger los instrumentos y no recuerdo si hubo algún pago por parte del club. No era importante... Varios días estuvimos pegados del televisor, viendo las imágenes del rescate de cuerpos entre escombros. La escena más impactante fue aquella del rescate de la niña Paez Pumar en Mansión Charaima, gracias a Dios, con vida.

Días después llegó Andrea, de Boston. Volvió a temblar la tierra, pero esta vez bajo mis pies... No tengo que hacer mucho esfuerzo para recordarla. Era mi primera novia y además “era gringa”. Me podía ufanar de eso con mis amigos. Me trajo discos de 45 RPM y entre ellos “Light my fire” y recuerdo la demostración que inmediatamente me dio, de cómo se bailaba esa pieza. Yo todavía no hablaba inglés bien y ella tampoco el español, pero nos entendíamos… y como!  ¡Ups! ¡Sorry Francis! Oh Sistema Límbico bendito. Guardé en un frasco algo de su perfume y así la podría recordar después de que regresara a Boston. 

Fuimos a muchos sitios de paseo. Viene a mi memoria en especial aquel día que fuimos al Hotel Maracay (con la familia por supuesto), donde en una discoteca, más oscura que la cueva del Guácharo, bailamos Never my Love del grupo Association, de moda para los enamorados de la época, por supuesto con canto al oído incluìdo, para impresionar a mi novia gringa.
http://www.youtube.com/watch?v=8msORIUeSWc



Muchas discotecas aquel verano. El Hipocampo, The Flower, El Hipopótamo, El Faro; cualquier lugar era bueno para ir a "bailar" (horario todo usuario...). !Qué verano! Sin embargo, a pesar de que pensaba que la mentalidad americana facilitaría “las cosas”, estaba muy equivocado. También teníamos que ir a misa todos los domingos, con práctica de sacramentos incluída. Andrea Bond era católica, apostólica y romana. No había posibilidad alguna de cometer "un pecadito". Además mi mamá estuvo muy pendiente, de que “esa niña” regresara a su casa “enterita".  ¡Mamá, por favor...!

Al llegar septiembre, el regreso a clases nos mostró otra desagradable sorpresa. El edificio de la escuela había sufrido graves daños con el terremoto, lo cual no permitiría realizar actividades de ningún tipo en el mismo.  Aunque las clases teóricas continuaron en el auditorium, las prácticas de anatomía tuvieron que ser trasladadas a un local en el Hospital Vargas, con grandes restricciones para los estudiantes. No recuerdo cuando se rehabilitó el edificio, pero creo que tardó muchos meses. Hoy en día sigue orgullosamente en pié. 

Un evento que sucedió en una sala de nuestro Hospital Vargas, el 28 de septiembre de aquel año 1967, fue la sentida muerte del ídolo de juventudes, Cherry Navarro. Como estudiantes de aquella escuela, fuimos sacudidos por tan triste noticia. Creo que la canción más oída ese año fue su famosa Aleluya.

De cualquier modo y a pesar de las distracciones, 1967 fue un gran año para Los Blusters. Tocamos en infinidad de fiestas, en casas y clubes de Caracas y hasta del litoral. Sobresalió particularmente la de los 15 años de Virginia Moser, en la colina Moser, donde alternamos con la Billo´s y pudimos sentarnos con uno de sus nuevos cantantes, un tal Jose Luis Rodriguez. También recuerdo la de Marielba, con cerámicas de baño incluídas, el cumpleaños de Marisol Delgado y un sin fin de fiestas de cumpleaños de muchachas de la sociedad caraqueña…  Gloria, Hang on sloopy, Satisfaction!... nos tocaba repetirlas hasta 3 veces en cada fiesta…!

Eran tiempos de cambio y no tardó en darse otro en los Blusters. A finales de 1967, Luis Guillermo no pudo más con la presión familiar y muy a su pesar, renunció a seguir tocando en fiestas. Fuimos a ver a un grupo llamado los Caravelle, que estaban tocando en una verbena en el Parque Infantil del Country. Por cierto, por alguna extraña razón, gran cantidad de grupos de rock en Venezuela, se ponían nombres de carros, Mustang, Riviera, Barracuda, GTO, Caravelle y los más famosos de todos, los Darts y los Impala... No sé porque Victor invento los Bluster´s... probablemente con un nombre como los Camaro o los Mercedes, hubiésemos tenido más fama... y de paso grabando canciones en español. Todos éramos pitiyanquis (algunos lo seguimos siendo...)

No sé cuanto ofrecimos por "el contrato" del nuevo baterista, pero el hecho fue que vino a nuestra banda, quién hasta hoy, no solo sigue siendo nuestro mejor baterista, sino también otro más de mi grupo de "mejores amigos"... más que eso, un hermano... Francisco Pérez Olivares (Pancho), a la sazón, también estudiante de medicina. El upgrade se sintió de inmediato (con el perdón de LuisGui), porque Pancho pasó a ser además, el líder vocalista. Dock of the bay, By the time I get to Phoenix http://www.youtube.com/watch?v=mUg5p3BncuQ, Pretty Woman http://www.youtube.com/watch?v=8x2tG4X0cdc (esta va dedicada especialmente a Pancho) y I´m Coming Home http://www.youtube.com/watch?v=GZXcn5A0bek, harían "derretir" a las pavitas desde aquel entonces.



Pancho, no solo tenía buenos hierros, sino también carro... un Humber por cierto. Más adelante le conocimos esa afición, porque desfilaron "naves" como un GTO y un Firebird convertible, naranja, con tapicería blanca... una belleza!! El Oso, Eduardo Lozada y yo bastante pinta echamos en ese carro. Yo al menos no lo hubiera vendido nunca... aunque ahora me cuenta Pancho que "se le fundió el motor"... así sería la rosca!!

En esa época aprendí a manejar sincrónico, en un Mercedes negro que era de la mamá de Pancho... Jejeje!  Me fue útil aprender, porque a finales de ese mismo año, saldría de la Volkswagen de Los Ruices con mi VW 1500 "de paquete". No cabía mi amplificador en el carrito, pero la felicidad de tenerlo no se comparaba a ninguna otra cosa. ¡Mi primer carro! Podía ir ya a la escuela de medicina en mi propia nave...! El carro costó Bs 12.500 y dimos Bs. 1.500 de inicial. Puse la inicial y mi papá me ayudo a pagarlo (Bs. 512 mensuales)...¡Esos si eran bolívares fuertes de verdad!!

Y así llegó el año 1968.

Colegio San José de Los Teques. Un mano a mano con los Memphis, quienes se habían hecho famosos con su versión de Noches de Blanco Satén. Por cierto que todos los grupos en esa época tocaban "versiones", poniéndole letras en español, cosa que nunca hicimos. Nos parecía "gallego". Tu la vas a perder, donde donde, el último beso y por supuesto, la vi parada allí, eran para nosotros simplemente "gallegadas". Se nos revolvía el estómago al oír aquellas canciones de los Beatles en el radiecito de la mujer que planchaba... tu la vas a perder, si, si tu lavas a perder... ¡Que horror!  Ahora de viejos, por esas cosas de la vida, si nos atrevemos a cantarlas y hasta nos gustan...Jejeje!
Vuelvo al San José de Los Teques. A los lados del escenario colgaban, en letras fosforescentes los nombres de los dos grupos y aquello se llenó a reventar. Esa tarde nuestros fans aplaudieron a rabiar; Francisco tocó Strange Brew como nunca y la voz de Pancho llenó aquel auditorium cual estrella del rock. ¡Que tarde aquella! 
Dedicada a los dos Franciscos: Strange Brew.



http://www.youtube.com/watch?v=hftgytmgQgE

Otro día tocamos en el Alberto de Paz y Mateos con los Darts, pero fue la contraparte de la tarde del San José. Francisco tuvo un problema con su amplificador, ¿o sería una cuerda rota? y decidió repentinamente irse del teatro y dejarnos sin primera guitarra. Un Slash cualquiera. Esa noche oímos abucheos y salimos por la puerta de atrás. Que vergüenza y eso que pensábamos que éramos mejores que los Darts. Después de eso tuvimos que prescindir de “los servicios” de Francisco. ¡Sorry my friend!

Alguien nos habló de un gringo-español que tocaba órgano y fuimos a La Florida a conocerlo. Creo que llegamos a él, gracias a su hermano Alejandro Almaral, a la sazón amigo de Pancho. Allí comenzó la tercera gran etapa de Los Blusters, ahora con Charly en los teclados. El Farfisa le daba al sonido “bluster” otra dimensión. Además de que cantaba en inglés (I started a joke, Crossroads). Lo recuerdo en una fiesta en casa de los Vegas, donde cantaba Crossroads, moviendo sus pantalones campana, micrófono en mano.

Verano de 1968.

Nuevo viaje a Boston. Ya sería la última vez que vería a Andrea. Sentimiento extraño, pero el hecho de no verla sino una vez al año, haría que el sentimiento fuese apagándose poco a poco. No era ya lo mismo. Claro que fue una dulce despedida... 
Esta vez no estaba Manuel conmigo, tampoco Eddy, el hermano mayor, quien ya estudiando College se había mudado a Boston. Celebré mis 20 años allá. Zoilita pasó por allá, rumbo a su college en Maine, me llevó cartas de mi mamá y de mis hermanos.
La de mi mamá, la cual conservo aún en un album, me decía: Queridídimo hijo: Hoy es tu cumpleaños, estarás feliz de tener a los Bond a tu lado. Que Dios y tu virgencita de Coromoto te protejan y te den toda la felicidad del mundo. Te bendice en compañía de tu papá. Tu mamá. 
Carlos B escribió simplemente en el sobre: Se te "felicita" desinteresadamente. Carlos. (no has cambiado nada...!).
Gisela: Querido Hugo Ricardo: ¿Como estás? Yo muy bien, ¡Huy! se me olvidaba ¡Felisitasiones! (nunca mejoraste la ortografía). Tráeme alguna cosa, o si no te meto el dedo en el ojo cuando vengas (siempre pidiendo)...Jeje
María Teresa: en un sobre escribió Me traes algo bueno y adentro su carta:  Querido (desde lejos) Hugo R... (otra que nunca cambió)...
Anabel envió una tarjeta formal (... tampoco cambió...)

Zoilita me llevaba $100 de regalo de mi papá, con lo que aproveché de darme una acercadita a Montreal. El 14 de septiembre tomé un autobús Greyhound, hacia Canadá. Me costó $13.50 el boleto. Visité las instalaciones de Expo 67 y me paseé, solito, por la ciudad. La entrada a la Villa de Montreal, donde estaban los pabellones de la Expo 67, ahora con el nombre Man and His World, costaba 75 centavos cada pabellón! Con $100 pude pasar un par de noches en el Hotel Colonnade, el cual costaba $27 por noche y pagar el pasaje aéreo de vuelta Montreal - New York en Eastern. ¿Aunque usted... no lo crea!! Claro, comiendo solo “hotdogs”. Aún así, hoy saco la cuenta y como dice Anabel...¡No entiendo! Si no hubiese conservado boletos, entradas, postales y hasta servilletas, pensaría que lo soñé.


Al  regresar a Caracas, en Pan Am, venía vestido con un traje azul de cuello Mao y senda medalla con el signo de la paz, colgada al cuello. A esa edad, uno era capaz de usar cualquier cosa…! Bueno, también de viejo se me ocurrió quitarme el bigote y disfrazarme de Elvis para el cumpleaños de Francis... o sea!!

Una buena cantidad de discos 45 y LP en mi maleta, me acompañaban, pero traía un disco en especial, recién lanzado y en él, un tema que sobresalía y que inmediatamente "sacamos", convirtiéndose de una vez, en el símbolo de los Bluster´s y de toda una generación. Sería de allí en adelante el tema de cierre de todas las fiestas y conciertos. Al año siguiente, una película lo iba a inmortalizar. Otro ícono de nuestra generación… ¡Easy Rider!! 
http://www.youtube.com/watch?v=4gVPxPdNLwA




Para finales de 1968, ya las cartas con Andrea se iban haciendo cada vez más espaciadas y menos amorosas. Los estudios de medicina, ya cursando el 3er año, lo cual significaba el inicio de la práctica clínica en el Hospital Vargas, no dejaban mucho tiempo para más nada, sino estudiar y estudiar. En la clínica B, conocería a un gran maestro, a quien desde entonces he admirado profundamente, el Dr. Rafael Muci. ¡Dios te bendiga profe!
El grupo de compañeros de la escuela, ahora en práctica clínica, era más reducido. Allí tendría más contacto con Wilmer Pérez, quien pronto me introduciría en otro mundo. Uno de aventuras subterráneas... la Espeleología. 
Todo empezaría a conspirar contra la música. Los ensayos se hacían cada vez más espaciados. Se veía ya el final de una época. Ese final llegaría al año siguiente.

Desde septiembre de aquel año 68 empecé también a hacer guardias en el Psicosomático, a donde entré gracias a la ayuda de mi tío Ricardo. Aprendí a hacer historias psiquiátricas antes que las de medicina general. También empecé guardias en el Policlínico de Los Teques. En aquellas guardias me reencontré con mi gran amigo William, ya para ese entonces apasionado por la dermatología y con quien compartí equipo.

Mi Volkswagen no se cansó de subir a Los Teques durante el resto de aquel año y hasta 2 más. Un guerrero... prendía de cualquier manera, hasta poniéndole papel de envoltura de cigarrillos en los platinos. No sabía el pobre que al año siguiente, también le iba a sacar “la chicha”, viajando a Macuto, casi todos los días.

Y entre guardias, estudios y cada vez menos toques llegó el 69!


-Próxima entrega: La Psicotomimesis.




viernes, 12 de abril de 2013

Veranos de juventud. Paradoja existencial



Septiembre de 1966


Al ritmo de Summer in the City y Wild Thing, llegó septiembre y con él, uno de los sustos más grandes de mi vida: el primer día en la Universidad. Me fui directamente a la Ciudad Universitaria, a la Escuela Razetti. Gran decepción...! Al buscarme en una lista y verme asignado a la Escuela Vargas, en San José, quería llorar. William, Chuchú y Edmundo estaban en la Razetti y yo me tendría que ir a "la Vargas". - ¿Donde queda?- - Al final de la Avenida Fuerzas Armadas, al lado de Cotiza... ¿Cotiquéee??-... Ni sabía donde era eso. Un sifrino clase media como yo, del Este de Caracas y salido del Santiago, lo más al oeste de la ciudad que conocía era San Bernardino (y eso por el Centro Médico). Más temprano que tarde me daría cuenta de lo afortunado que fui. De todos modos no me salvé del tradicional bautizo en la Ciudad Universitaria, con corte al rape para los varones y a las muchachas solo les cortaban las uñas . ¿porqué no al revés?.  

Cuando regresé a casa, me tuve que meter en la barbería de La Carlota, para que me “emparejaran” con “la cero”. Al verme en el espejo, me pude percatar de la extraña forma de mi cráneo y de una vez, al lado de la barbería compré un sombrero de fieltro negro y ala corta, con plumita lateral incluida, al estilo Frank Sinatra (¿o gangster?). No me lo quité durante muchos meses. Lamentablemente no dejaba ni que me tomaran fotos, así que no conservo un recuerdo de tan particular situación.

Al día siguiente, ya en San José, recibimos otro bautizo: la famosa "Clase Inaugural". Una "profesora" malencarada se encargó del recibimiento, haciendo preguntas a los "nuevos"... -¡bachiller!, enuncie las ramas de la arteria maxilar interna- ...o... -pase al pizarrón y dibuje el núcleo del ciclopentanoperhidrofenantreno-...!!! ¡¡¡Diantres!!! Escondido detrás de la silla del auditorio, rezaba para que ni me mirara "la profesora" (para ese momento sin las comillas...). Insultos y descalificaciones mediadas, ya pensaba que esta carrera no era para mí... Nos daríamos cuenta más adelante, que la profesora no era sino una estudiante de un año superior. Por cierto que dicha "profesora" después sería, no solo compañera de postgrado, sino años más tarde, compañera en la cátedra de pediatría del Hospital de Niños y gran amiga. Un saludo bolivariano a mi gran amiga Cecilia Montesinos...

De aquellos primeros meses de la carrera, son inolvidables las disecciones de cadáveres y –oh sorpresa- uno de mis instructores de Anatomía, era mi primo Ernesto José Grau (Man). No me resultó difícil la Anatomía como materia básica y con las bromas de Ernesto se hacía hasta divertida.



Una cajita metálica, con bisturí, pinzas de disección y tijeras, regalada por mi tío Juan, me acompañaba siempre a las prácticas de Anatomía. Metido de cabeza en el cadáver, no estaba pendiente ni de las horas que pasaban. Una afición un tanto mórbida... El olor a formol se quedaba en la nariz durante días.

Otro implemento que me acompañó desde aquél año, en este caso obsequiado por mis orgullosos padres, quienes ya decían contar con "su hijo médico" y que de paso, tendría que esperar unos cuantos años para su uso, era el infaltable maletín de médico. Años después. ya en el internado y en los primeros años de graduado, en una época cuando se podía salir de noche, me tocó llevarlo a unos cuantos "domicilios".

El gasto que significaba un hijo estudiando medicina, no se quedó allí; la Anatomía Descriptiva de Testud Latarjet y la Topográfica de Testud Jacob, libros de embriología, bioquímica, fisiología, etc. y hasta una Enciclopedia Salvat de Ciencias Médicas, llenaron mi biblioteca. Por cierto que aquella Anatomía de Testud, pasaría, unos cuantos años después, a manos del único sobrino que siguió nuestros pasos y estudió medicina, el gran Andrés, hoy exitoso profesional ejerciendo en Philadelphia. Dios te bendiga hijo.

Aquél año, en señal de protesta por los rigores impuestos por el Dr. Vegas en el Santiago, al entrar en medicina, me dejé crecer el bigote y las patillas. Eso fue acompañado del descubrimiento de una miopía que me obligó a usar lentes. Cambio de look total, que con la excepción de las patillas, me acompañaron casi toda la vida. Otra protesta fue contra las clases de piano y con la excusa de los estudios “intensos” de anatomía, bioquímica y fisiología, convencí al pure para dejarlas, lo cual aceptó, pero a regañadientes… Hoy estoy seguro de haber cometido un gravísimo error… !!

De allí en adelante, solo tocaba el piano de nuestra sala cuando Man (léase mi primo Ernesto), pasaba por la casa y tomaba el acordeón (también tomaba Los Monjes), para animar cualquier reunión, con su alegría inigualable, siempre acompañado de un buen vaso de aquél escocés. ¡Qué tiempos aquellos! 
Man era un tipo simpático. Le gustaba echar chistes groseros y reía estruendosamente. En el acordeón los tangos le sonaban como si estuviéramos en San Telmo. ¡Man, que grande eras! ¡Dios te tenga en la gloria!



Pasaban los meses y seguía con Los Bluster´s, tocando casi todas las semanas en fiestas y verbenas. Además de las fiestas de 15 años, tocábamos en las fiestas de los principales clubes de Caracas y el litoral. Dos o tres veces amenizamos en el Bar K de Playa Azul. Nos quedábamos a dormir en el apartamento de Héctor Manuel. Allí no solamente corría el vil licor... recordemos que era la época de los hippies, la hierba y el amor libre, nada de lo cual nos atrevimos a probar (aunque otros Blusters y/o asociados como que si...!).

Hector Manuel se convirtió en el fan número 1 de los Bluster´s y nos acompañaba a todos los toques. Aparecería para aquellos días otro amigo, también incondicional, quien de paso se hizo llave de Héctor Manuel. Se trataba del inefable Wolfgang Rangel, a quien apodábamos "Maligno", hijo de un diputado adeco y vecino de Santa Cecilia. En diciembre, una de las "diversiones" de Maligno, era salir en el LTD blanco, de su papá, a "recolectar" pinos de Navidad en Las Mercedes, para luego llevarlos a adornar nuestras casas, sin el menor remordimiento. Todos vestidos de negro, con sweter cuello de tortuga, lo único que faltaba era el pasa montañas... como de películas!  Estas faltas al VII Mandamiento no recuerdo haberlas contado nunca en el confesionario... ¡Perdóname Señor...!

Llegó el año 1967.



Año de celebración del cuatricentenario de nuestra sultana. Los Bluster´s estaban dando la hora. En cuanta fiesta de 15, como de aniversario que se preciara, allí estábamos. Muchas veces coincidíamos con la Billo´s o Los Melódicos, claro que sentados en la misma mesa de los músicos, con la lógica excepción de LuisGui. De todos modos, le sacamos provecho a la situación y ya hasta comprábamos ropa en Carnaby. Walde era un Brian Epstein criollo y las extensiones de contrato las podía "tramitar" en la madrugada durante la fiesta. Con unos tragos encima y con una fiesta animada, cualquier papá estará siempre dispuesto a pagar por un set o hasta dos más!! 

Ese año ocurrirían muchas cosas, pero dos eventos serían inolvidables, el terremoto de Caracas  y la visita de Andrea a mi casa a pasar el verano, lo cual iba a significar otro terremoto, pero hormonal.

A principios de aquel año, Renato había salido de los Blusters y quedado Carlos como único guitarrista, lo cual no duró mucho. Creo que Francisco Llamozas estudiaba con Carlitos y este le mencionó que tocaba la guitarra en un grupo. Debe haberle mencionado que necesitábamos otro guitarrista. Lo de Francisco fue "amor a primera vista". Era un rockero fiebrudo y la Country Gentleman por supuesto que ayudó...Jejeje! Carlitos lo invitó a un ensayo del grupo y de una vez Francisco entró. Guitarrista insigne, un perfeccionista al extremo. Tenía que sacar las punteadas exactamente iguales al disco. Por cierto, para aquél entonces, en la era de los LP de vinyl, para repetir un trozo de la canción, había que levantar la aguja y ponerla más atrás (lo cual hacíamos también para sacar las letras). Terminaban todos los discos "rayados" por tantas repeticiones. 

Gerry Weil le daba clases de armonía y piano a Francisco. Eric Clapton las de guitarra!! Por esas vueltas que da la vida, mi hijo Xavier, en los últimos años también ha sido alumno de Gerry. Un abrazo al maestro. Todo mi cariño y respeto.

Francisco le daba un look diferente a la banda. Pelo largo, lentes redondos al estilo John Lennon, pantalones tubito y camisas de flores con inmensos cuellos de color blanco, de moda en esa época. Mi mamá se encargó de coserme unas camisas en ese estilo. ¿Qué no hacía mi mamá?. Carlitos usaba "de pepas" y de "paramecios" . Los únicos que mantenían el look antiguo eran "el cura" y por supuesto LuisGui, como buenos estudiantes del San Ignacio que eran...!



Francisco nos impulsó en otro estilo de rock, si se quiere, menos comercial, con temas menos “gallegos”. Strange Brew, Sunshine of your love, Jumpin´ Jack Flash y Satisfaction, empezarían a formar parte del repertorio gracias a las habilidades guitarrísticas del "loco".

Una de las pocas fiestas, de la cual conservamos recuerdos fotográficos, fue la de celebración los 15 años de Marisol Delgado, la hermanita de Manuel. ¿o fueron los 16?


Carlitos se había comprado la Gretsch Tennessee y Francisco tenía su Country Gentleman. Nos sentíamos los Beatles de Venezuela. Waldemar se lució cantando y tocando las maracas en Jumpin´Jack Flash... Para el Walde, le transcribo la letra "real":


I was born in a cross-fire hurricane 
and I howled at my ma in the driving rain, 
but it's all right now, in fact, it's a gas! 
but it's all right. I'm jumpin' jack flash, 
it's a gas! gas! gas! 


Anécdota enviada por Carlitos:


Un detalle que creo vale la pena uses en honor a nuestro amigo Héctor Manuel, tiene que ver con la confirmación de la belleza de su personalidad y amistad a toda prueba... Yo no había sacado buenas notas y quería cambiar la guitarra, ya la Höfner no daba mas. Conocí a Francisco y quedé sin habla al ver la Gretsch Country Gentleman que tenía... ¿como la conseguiste?- y el me suelta, el gordo Guzi en Sabana Grande tiene una, ve a verla... a los dos días estaba en la tienda viendo la Gretsch Tennesse... estuve una semana -digo yo- sin pensar en otra cosa que como planificar para decirle a mi papa que me la comprara... la Höfner me la había traído él de España... y no había notas que me dieran soporte para semejante "regalo"... le digo una noche, "papa, quiero hacer un negocio contigo: me esfuerzo, recupero el nivel de notas este mes, y... ¿me compras una guitarra nueva? el con su humor negro español me contesta... si ¿porque no? y... ¿el mes que viene? ¿que quieres? ¿UN CHURRO? ¡las notas tienen que ser este mes, el otro y el otro y el de mas allá... con o sin guitarra !!! Me entristecí... callé y me fui a dormir... hasta lloré... EL GORDO IBA A VENDER LA GRETSCH Y NO PRECISAMENTE A MÍ!!...




Pasaron dos días y voy a verla de nuevo... bueno, a ver si no la había vendido... ahhh que alivio, allí estaba aun... le digo que la quiero para mi... no la pongas en vitrina por unos días, ¿puedes? - no puedo, pero no te preocupes, es muy cara... no se venderá tan rápido... Pasan 15 días y fui a verla (léase vigilarla) dos veces más!! y finalmente mejoré las notas significativamente, para que no hubiera lugar a dudas. Viernes en la noche: le dejo la boleta a mi papá y me voy a dormir... él estaba en VV y llegaría tarde... en la mañana se va al hipódromo y no lo veo...  a la una llama a la casa y me dice que me vaya en autobús hasta el Don Luis, a donde siempre iba con sus amigos... cuando llego me dice tómate un refresco y siéntate allí... UNA HORA!!! la propia tortura china... en eso me llama para echar bromas y no le dejé espacio: ¿viste la boleta? y me responde... lo que te dije: este mes, el próximo y todos los de mas allá...!!! y le dije, claro, pero cumplí... esta bien, veremos... NOOO, me la van a vender... ¿cuanto cuesta? HAY PAPA !!! No era concha de ajo para aquél entonces... Bs. 2.500, ¿quéee? tú estás loco!... me puse pálido!!... no dijo más nada, saco la cartera y tomó un flamante billete -ERAN HERMOSOS- de 500 Bs. ... y me dijo, ve, apártala y lo demás lo resuelves tú!... le dí un besote y salí corriendo desde Chacaíto hasta la tienda del gordo. Le entregué los 500 y le dije, ahora sí, la quitas de la vitrina... en días te la pago...  el gordo se rió, la quitó de la vitrina y la puso en su estuche... llamé a Waldemar y le conté  lo que había hecho... lo cierto es que fuimos a casa de Héctor Manuel a hablar con él. Waldemar me cuenta que HM le pidió a su mama que le hiciera un cheque de Bs. 2.000 para prestármelos... El sábado siguiente, lloviendo, Hector Manuel me pasó buscando en el Corvair rojo y fuimos juntos a retirar la Gretsch... sin palabras... me esperó frente a la entrada del CC Chacaíto y fui a pie hasta la tienda...  What a Week... What a Friend !!!   Waldemar debe saber a ciencia cierta, cuanto tiempo estuve sin recibir un centavo, hasta cancelar el último a Hector Manuel... ese, nuestro amigo entrañable!!!


-Fin de la anécdota-

Poco tiempo después tendríamos otra fiesta, que si bien no ocurrió en verano, sino en marzo de 1967, dejó también buen recuerdo para nosotros y sobre todo para la familia: los 15 años de mi prima Marielba. Tocamos en Prados del Este y “cuenta la leyenda” que después de la fiesta, en la madrugada, se cayeron las cerámicas de las paredes de los baños, con el consecuente estruendo. Todavía hasta el sol de hoy, el tío Benito sostiene que fue por el volumen de nuestra música…¡y no lo dudo!! Espero que algún día la prima Marielba desempolve alguna foto de los Bluster´s en su fiesta, o al menos un testimonio gráfico del desastre causado!!


Transcurría el primer semestre de aquél inolvidable año 1967, entre los estudios de medicina y las fiestas. Preparándonos para el cuatricentenario de Caracas, con contratos para una buena cantidad de fiestas, lo cual significaría una buena entrada de dinero. Había que sacar tiempo para estudiar, hasta durante los entresets. Me llevaba los libros a las fiestas...Walde, ¿te acuerdas del nemátodo?
Un cráneo me acompañaba día y noche. Había que aprenderse cuanta muesca o hueco había en el mismo. El Dr. Monagas en los exámenes atravesaba un estilete a través de un agujero y preguntaba... ¡Bachiller! ¿Que pasa por allí?... agujero oval, redondo mayor, fisura orbitaria, etc., etc., etc... O sea!

Solo en mi habitación, con el cráneo en la mano, como un Hamlet cualquiera me decía:
To be or not to be... ¿la música o la medicina?... una paradoja existencial.


-próxima entrega- Verano del 67. Cuando la tierra tembló.