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viernes, 12 de abril de 2013

Veranos de juventud. Paradoja existencial



Septiembre de 1966


Al ritmo de Summer in the City y Wild Thing, llegó septiembre y con él, uno de los sustos más grandes de mi vida: el primer día en la Universidad. Me fui directamente a la Ciudad Universitaria, a la Escuela Razetti. Gran decepción...! Al buscarme en una lista y verme asignado a la Escuela Vargas, en San José, quería llorar. William, Chuchú y Edmundo estaban en la Razetti y yo me tendría que ir a "la Vargas". - ¿Donde queda?- - Al final de la Avenida Fuerzas Armadas, al lado de Cotiza... ¿Cotiquéee??-... Ni sabía donde era eso. Un sifrino clase media como yo, del Este de Caracas y salido del Santiago, lo más al oeste de la ciudad que conocía era San Bernardino (y eso por el Centro Médico). Más temprano que tarde me daría cuenta de lo afortunado que fui. De todos modos no me salvé del tradicional bautizo en la Ciudad Universitaria, con corte al rape para los varones y a las muchachas solo les cortaban las uñas . ¿porqué no al revés?.  

Cuando regresé a casa, me tuve que meter en la barbería de La Carlota, para que me “emparejaran” con “la cero”. Al verme en el espejo, me pude percatar de la extraña forma de mi cráneo y de una vez, al lado de la barbería compré un sombrero de fieltro negro y ala corta, con plumita lateral incluida, al estilo Frank Sinatra (¿o gangster?). No me lo quité durante muchos meses. Lamentablemente no dejaba ni que me tomaran fotos, así que no conservo un recuerdo de tan particular situación.

Al día siguiente, ya en San José, recibimos otro bautizo: la famosa "Clase Inaugural". Una "profesora" malencarada se encargó del recibimiento, haciendo preguntas a los "nuevos"... -¡bachiller!, enuncie las ramas de la arteria maxilar interna- ...o... -pase al pizarrón y dibuje el núcleo del ciclopentanoperhidrofenantreno-...!!! ¡¡¡Diantres!!! Escondido detrás de la silla del auditorio, rezaba para que ni me mirara "la profesora" (para ese momento sin las comillas...). Insultos y descalificaciones mediadas, ya pensaba que esta carrera no era para mí... Nos daríamos cuenta más adelante, que la profesora no era sino una estudiante de un año superior. Por cierto que dicha "profesora" después sería, no solo compañera de postgrado, sino años más tarde, compañera en la cátedra de pediatría del Hospital de Niños y gran amiga. Un saludo bolivariano a mi gran amiga Cecilia Montesinos...

De aquellos primeros meses de la carrera, son inolvidables las disecciones de cadáveres y –oh sorpresa- uno de mis instructores de Anatomía, era mi primo Ernesto José Grau (Man). No me resultó difícil la Anatomía como materia básica y con las bromas de Ernesto se hacía hasta divertida.



Una cajita metálica, con bisturí, pinzas de disección y tijeras, regalada por mi tío Juan, me acompañaba siempre a las prácticas de Anatomía. Metido de cabeza en el cadáver, no estaba pendiente ni de las horas que pasaban. Una afición un tanto mórbida... El olor a formol se quedaba en la nariz durante días.

Otro implemento que me acompañó desde aquél año, en este caso obsequiado por mis orgullosos padres, quienes ya decían contar con "su hijo médico" y que de paso, tendría que esperar unos cuantos años para su uso, era el infaltable maletín de médico. Años después. ya en el internado y en los primeros años de graduado, en una época cuando se podía salir de noche, me tocó llevarlo a unos cuantos "domicilios".

El gasto que significaba un hijo estudiando medicina, no se quedó allí; la Anatomía Descriptiva de Testud Latarjet y la Topográfica de Testud Jacob, libros de embriología, bioquímica, fisiología, etc. y hasta una Enciclopedia Salvat de Ciencias Médicas, llenaron mi biblioteca. Por cierto que aquella Anatomía de Testud, pasaría, unos cuantos años después, a manos del único sobrino que siguió nuestros pasos y estudió medicina, el gran Andrés, hoy exitoso profesional ejerciendo en Philadelphia. Dios te bendiga hijo.

Aquél año, en señal de protesta por los rigores impuestos por el Dr. Vegas en el Santiago, al entrar en medicina, me dejé crecer el bigote y las patillas. Eso fue acompañado del descubrimiento de una miopía que me obligó a usar lentes. Cambio de look total, que con la excepción de las patillas, me acompañaron casi toda la vida. Otra protesta fue contra las clases de piano y con la excusa de los estudios “intensos” de anatomía, bioquímica y fisiología, convencí al pure para dejarlas, lo cual aceptó, pero a regañadientes… Hoy estoy seguro de haber cometido un gravísimo error… !!

De allí en adelante, solo tocaba el piano de nuestra sala cuando Man (léase mi primo Ernesto), pasaba por la casa y tomaba el acordeón (también tomaba Los Monjes), para animar cualquier reunión, con su alegría inigualable, siempre acompañado de un buen vaso de aquél escocés. ¡Qué tiempos aquellos! 
Man era un tipo simpático. Le gustaba echar chistes groseros y reía estruendosamente. En el acordeón los tangos le sonaban como si estuviéramos en San Telmo. ¡Man, que grande eras! ¡Dios te tenga en la gloria!



Pasaban los meses y seguía con Los Bluster´s, tocando casi todas las semanas en fiestas y verbenas. Además de las fiestas de 15 años, tocábamos en las fiestas de los principales clubes de Caracas y el litoral. Dos o tres veces amenizamos en el Bar K de Playa Azul. Nos quedábamos a dormir en el apartamento de Héctor Manuel. Allí no solamente corría el vil licor... recordemos que era la época de los hippies, la hierba y el amor libre, nada de lo cual nos atrevimos a probar (aunque otros Blusters y/o asociados como que si...!).

Hector Manuel se convirtió en el fan número 1 de los Bluster´s y nos acompañaba a todos los toques. Aparecería para aquellos días otro amigo, también incondicional, quien de paso se hizo llave de Héctor Manuel. Se trataba del inefable Wolfgang Rangel, a quien apodábamos "Maligno", hijo de un diputado adeco y vecino de Santa Cecilia. En diciembre, una de las "diversiones" de Maligno, era salir en el LTD blanco, de su papá, a "recolectar" pinos de Navidad en Las Mercedes, para luego llevarlos a adornar nuestras casas, sin el menor remordimiento. Todos vestidos de negro, con sweter cuello de tortuga, lo único que faltaba era el pasa montañas... como de películas!  Estas faltas al VII Mandamiento no recuerdo haberlas contado nunca en el confesionario... ¡Perdóname Señor...!

Llegó el año 1967.



Año de celebración del cuatricentenario de nuestra sultana. Los Bluster´s estaban dando la hora. En cuanta fiesta de 15, como de aniversario que se preciara, allí estábamos. Muchas veces coincidíamos con la Billo´s o Los Melódicos, claro que sentados en la misma mesa de los músicos, con la lógica excepción de LuisGui. De todos modos, le sacamos provecho a la situación y ya hasta comprábamos ropa en Carnaby. Walde era un Brian Epstein criollo y las extensiones de contrato las podía "tramitar" en la madrugada durante la fiesta. Con unos tragos encima y con una fiesta animada, cualquier papá estará siempre dispuesto a pagar por un set o hasta dos más!! 

Ese año ocurrirían muchas cosas, pero dos eventos serían inolvidables, el terremoto de Caracas  y la visita de Andrea a mi casa a pasar el verano, lo cual iba a significar otro terremoto, pero hormonal.

A principios de aquel año, Renato había salido de los Blusters y quedado Carlos como único guitarrista, lo cual no duró mucho. Creo que Francisco Llamozas estudiaba con Carlitos y este le mencionó que tocaba la guitarra en un grupo. Debe haberle mencionado que necesitábamos otro guitarrista. Lo de Francisco fue "amor a primera vista". Era un rockero fiebrudo y la Country Gentleman por supuesto que ayudó...Jejeje! Carlitos lo invitó a un ensayo del grupo y de una vez Francisco entró. Guitarrista insigne, un perfeccionista al extremo. Tenía que sacar las punteadas exactamente iguales al disco. Por cierto, para aquél entonces, en la era de los LP de vinyl, para repetir un trozo de la canción, había que levantar la aguja y ponerla más atrás (lo cual hacíamos también para sacar las letras). Terminaban todos los discos "rayados" por tantas repeticiones. 

Gerry Weil le daba clases de armonía y piano a Francisco. Eric Clapton las de guitarra!! Por esas vueltas que da la vida, mi hijo Xavier, en los últimos años también ha sido alumno de Gerry. Un abrazo al maestro. Todo mi cariño y respeto.

Francisco le daba un look diferente a la banda. Pelo largo, lentes redondos al estilo John Lennon, pantalones tubito y camisas de flores con inmensos cuellos de color blanco, de moda en esa época. Mi mamá se encargó de coserme unas camisas en ese estilo. ¿Qué no hacía mi mamá?. Carlitos usaba "de pepas" y de "paramecios" . Los únicos que mantenían el look antiguo eran "el cura" y por supuesto LuisGui, como buenos estudiantes del San Ignacio que eran...!



Francisco nos impulsó en otro estilo de rock, si se quiere, menos comercial, con temas menos “gallegos”. Strange Brew, Sunshine of your love, Jumpin´ Jack Flash y Satisfaction, empezarían a formar parte del repertorio gracias a las habilidades guitarrísticas del "loco".

Una de las pocas fiestas, de la cual conservamos recuerdos fotográficos, fue la de celebración los 15 años de Marisol Delgado, la hermanita de Manuel. ¿o fueron los 16?


Carlitos se había comprado la Gretsch Tennessee y Francisco tenía su Country Gentleman. Nos sentíamos los Beatles de Venezuela. Waldemar se lució cantando y tocando las maracas en Jumpin´Jack Flash... Para el Walde, le transcribo la letra "real":


I was born in a cross-fire hurricane 
and I howled at my ma in the driving rain, 
but it's all right now, in fact, it's a gas! 
but it's all right. I'm jumpin' jack flash, 
it's a gas! gas! gas! 


Anécdota enviada por Carlitos:


Un detalle que creo vale la pena uses en honor a nuestro amigo Héctor Manuel, tiene que ver con la confirmación de la belleza de su personalidad y amistad a toda prueba... Yo no había sacado buenas notas y quería cambiar la guitarra, ya la Höfner no daba mas. Conocí a Francisco y quedé sin habla al ver la Gretsch Country Gentleman que tenía... ¿como la conseguiste?- y el me suelta, el gordo Guzi en Sabana Grande tiene una, ve a verla... a los dos días estaba en la tienda viendo la Gretsch Tennesse... estuve una semana -digo yo- sin pensar en otra cosa que como planificar para decirle a mi papa que me la comprara... la Höfner me la había traído él de España... y no había notas que me dieran soporte para semejante "regalo"... le digo una noche, "papa, quiero hacer un negocio contigo: me esfuerzo, recupero el nivel de notas este mes, y... ¿me compras una guitarra nueva? el con su humor negro español me contesta... si ¿porque no? y... ¿el mes que viene? ¿que quieres? ¿UN CHURRO? ¡las notas tienen que ser este mes, el otro y el otro y el de mas allá... con o sin guitarra !!! Me entristecí... callé y me fui a dormir... hasta lloré... EL GORDO IBA A VENDER LA GRETSCH Y NO PRECISAMENTE A MÍ!!...




Pasaron dos días y voy a verla de nuevo... bueno, a ver si no la había vendido... ahhh que alivio, allí estaba aun... le digo que la quiero para mi... no la pongas en vitrina por unos días, ¿puedes? - no puedo, pero no te preocupes, es muy cara... no se venderá tan rápido... Pasan 15 días y fui a verla (léase vigilarla) dos veces más!! y finalmente mejoré las notas significativamente, para que no hubiera lugar a dudas. Viernes en la noche: le dejo la boleta a mi papá y me voy a dormir... él estaba en VV y llegaría tarde... en la mañana se va al hipódromo y no lo veo...  a la una llama a la casa y me dice que me vaya en autobús hasta el Don Luis, a donde siempre iba con sus amigos... cuando llego me dice tómate un refresco y siéntate allí... UNA HORA!!! la propia tortura china... en eso me llama para echar bromas y no le dejé espacio: ¿viste la boleta? y me responde... lo que te dije: este mes, el próximo y todos los de mas allá...!!! y le dije, claro, pero cumplí... esta bien, veremos... NOOO, me la van a vender... ¿cuanto cuesta? HAY PAPA !!! No era concha de ajo para aquél entonces... Bs. 2.500, ¿quéee? tú estás loco!... me puse pálido!!... no dijo más nada, saco la cartera y tomó un flamante billete -ERAN HERMOSOS- de 500 Bs. ... y me dijo, ve, apártala y lo demás lo resuelves tú!... le dí un besote y salí corriendo desde Chacaíto hasta la tienda del gordo. Le entregué los 500 y le dije, ahora sí, la quitas de la vitrina... en días te la pago...  el gordo se rió, la quitó de la vitrina y la puso en su estuche... llamé a Waldemar y le conté  lo que había hecho... lo cierto es que fuimos a casa de Héctor Manuel a hablar con él. Waldemar me cuenta que HM le pidió a su mama que le hiciera un cheque de Bs. 2.000 para prestármelos... El sábado siguiente, lloviendo, Hector Manuel me pasó buscando en el Corvair rojo y fuimos juntos a retirar la Gretsch... sin palabras... me esperó frente a la entrada del CC Chacaíto y fui a pie hasta la tienda...  What a Week... What a Friend !!!   Waldemar debe saber a ciencia cierta, cuanto tiempo estuve sin recibir un centavo, hasta cancelar el último a Hector Manuel... ese, nuestro amigo entrañable!!!


-Fin de la anécdota-

Poco tiempo después tendríamos otra fiesta, que si bien no ocurrió en verano, sino en marzo de 1967, dejó también buen recuerdo para nosotros y sobre todo para la familia: los 15 años de mi prima Marielba. Tocamos en Prados del Este y “cuenta la leyenda” que después de la fiesta, en la madrugada, se cayeron las cerámicas de las paredes de los baños, con el consecuente estruendo. Todavía hasta el sol de hoy, el tío Benito sostiene que fue por el volumen de nuestra música…¡y no lo dudo!! Espero que algún día la prima Marielba desempolve alguna foto de los Bluster´s en su fiesta, o al menos un testimonio gráfico del desastre causado!!


Transcurría el primer semestre de aquél inolvidable año 1967, entre los estudios de medicina y las fiestas. Preparándonos para el cuatricentenario de Caracas, con contratos para una buena cantidad de fiestas, lo cual significaría una buena entrada de dinero. Había que sacar tiempo para estudiar, hasta durante los entresets. Me llevaba los libros a las fiestas...Walde, ¿te acuerdas del nemátodo?
Un cráneo me acompañaba día y noche. Había que aprenderse cuanta muesca o hueco había en el mismo. El Dr. Monagas en los exámenes atravesaba un estilete a través de un agujero y preguntaba... ¡Bachiller! ¿Que pasa por allí?... agujero oval, redondo mayor, fisura orbitaria, etc., etc., etc... O sea!

Solo en mi habitación, con el cráneo en la mano, como un Hamlet cualquiera me decía:
To be or not to be... ¿la música o la medicina?... una paradoja existencial.


-próxima entrega- Verano del 67. Cuando la tierra tembló.


2 comentarios:

magie dijo...

No sabes como he disfrutado tus historias en la Universidad y con Los Blusters!!!! Te felicito Huguito y te quiero mucho y quisiera verlos a todos juntos de nuevo!!!

Rafael Padron Ruiz dijo...

por aquí pase y leí,escritos de todos ,
los saluda Rafael Padrón Ruíz, yo también escribo pero nunca por aquí estoy en otras paginas ,gracias por los recuerdos , un saludo a todos ,yo si los recuerdo hasta el tren que tenia , Benitin yo lo jugué con el bastantes veces ,