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domingo, 21 de abril de 2013

Verano del 67. Cuando la tierra tembló.


29 de julio de 1967. Contratados para tocar en la fiesta aniversario del Club Los Cortijos, pasamos la tarde instalando los equipos y haciendo el sonido. Hang on Sloopy, Gloria, Satisfaction, Jumpin Jack Flash, Gimme a little sign, Try a little tenderness, sonarían esa noche, claro que junto a Ariel, La Vaca Vieja, El Profesor RuiRuá, los mosaicos de Billo´s y cuanta guaracha estaba de moda. Sería una fiesta grandiosa... 
Quizás Waldemar o Carlos recuerden porqué nos agarró la noche en el club. 

Manejaba el Fairlane 500 de mi mamá. Dejamos los equipos en el club y teníamos que ir a vestirnos para regresar a la fiesta. Fui a llevar a Carlitos a su casa, por cierto, una historia que se ha seguido repitiendo hasta el sol de hoy… Sonaba en la radio Aleluya de Cherry Navarro...


Estas son las cosas
Que me hacen olvidar
este mundo absurdo
que no sabe a donde va

 http://www.youtube.com/watch?v=Mtg7fyjhqH8



Eran las 8 de la noche y al pasar sobre el puente Veracruz, sentimos que el puente se movía. Recuerdo que iba un camión al lado y pensé que el movimiento era por el camión, pero al tomar la Río de Janeiro se oían gritos desde dentro de las casas. Todavía en ese momento ni sospechábamos lo que estaba pasando... Al llegar a la casa de Carlos, la imagen de Reinaldo, gritando en el porche de la casa, agarrado de la reja, sin poderla abrir, permanece tan viva como si hubiese sido ayer. ¡Terremoto! era el grito que se oía y aunque no lo sentimos en toda su magnitud, porque íbamos rodando en el carro, la impresión de los edificios en el suelo aquella noche, impactó nuestra existencia. Cayeron el Mijagual, el San José, Neverí, Palace Corvin y Mansión Charaima en Caraballeda. El reloj de la Catedral se detuvo en aquella fatídica hora.. 8:05.. por supuesto no hubo fiesta en Los Cortijos.
Al día siguiente iríamos a recoger los instrumentos y no recuerdo si hubo algún pago por parte del club. No era importante... Varios días estuvimos pegados del televisor, viendo las imágenes del rescate de cuerpos entre escombros. La escena más impactante fue aquella del rescate de la niña Paez Pumar en Mansión Charaima, gracias a Dios, con vida.

Días después llegó Andrea, de Boston. Volvió a temblar la tierra, pero esta vez bajo mis pies... No tengo que hacer mucho esfuerzo para recordarla. Era mi primera novia y además “era gringa”. Me podía ufanar de eso con mis amigos. Me trajo discos de 45 RPM y entre ellos “Light my fire” y recuerdo la demostración que inmediatamente me dio, de cómo se bailaba esa pieza. Yo todavía no hablaba inglés bien y ella tampoco el español, pero nos entendíamos… y como!  ¡Ups! ¡Sorry Francis! Oh Sistema Límbico bendito. Guardé en un frasco algo de su perfume y así la podría recordar después de que regresara a Boston. 

Fuimos a muchos sitios de paseo. Viene a mi memoria en especial aquel día que fuimos al Hotel Maracay (con la familia por supuesto), donde en una discoteca, más oscura que la cueva del Guácharo, bailamos Never my Love del grupo Association, de moda para los enamorados de la época, por supuesto con canto al oído incluìdo, para impresionar a mi novia gringa.
http://www.youtube.com/watch?v=8msORIUeSWc



Muchas discotecas aquel verano. El Hipocampo, The Flower, El Hipopótamo, El Faro; cualquier lugar era bueno para ir a "bailar" (horario todo usuario...). !Qué verano! Sin embargo, a pesar de que pensaba que la mentalidad americana facilitaría “las cosas”, estaba muy equivocado. También teníamos que ir a misa todos los domingos, con práctica de sacramentos incluída. Andrea Bond era católica, apostólica y romana. No había posibilidad alguna de cometer "un pecadito". Además mi mamá estuvo muy pendiente, de que “esa niña” regresara a su casa “enterita".  ¡Mamá, por favor...!

Al llegar septiembre, el regreso a clases nos mostró otra desagradable sorpresa. El edificio de la escuela había sufrido graves daños con el terremoto, lo cual no permitiría realizar actividades de ningún tipo en el mismo.  Aunque las clases teóricas continuaron en el auditorium, las prácticas de anatomía tuvieron que ser trasladadas a un local en el Hospital Vargas, con grandes restricciones para los estudiantes. No recuerdo cuando se rehabilitó el edificio, pero creo que tardó muchos meses. Hoy en día sigue orgullosamente en pié. 

Un evento que sucedió en una sala de nuestro Hospital Vargas, el 28 de septiembre de aquel año 1967, fue la sentida muerte del ídolo de juventudes, Cherry Navarro. Como estudiantes de aquella escuela, fuimos sacudidos por tan triste noticia. Creo que la canción más oída ese año fue su famosa Aleluya.

De cualquier modo y a pesar de las distracciones, 1967 fue un gran año para Los Blusters. Tocamos en infinidad de fiestas, en casas y clubes de Caracas y hasta del litoral. Sobresalió particularmente la de los 15 años de Virginia Moser, en la colina Moser, donde alternamos con la Billo´s y pudimos sentarnos con uno de sus nuevos cantantes, un tal Jose Luis Rodriguez. También recuerdo la de Marielba, con cerámicas de baño incluídas, el cumpleaños de Marisol Delgado y un sin fin de fiestas de cumpleaños de muchachas de la sociedad caraqueña…  Gloria, Hang on sloopy, Satisfaction!... nos tocaba repetirlas hasta 3 veces en cada fiesta…!

Eran tiempos de cambio y no tardó en darse otro en los Blusters. A finales de 1967, Luis Guillermo no pudo más con la presión familiar y muy a su pesar, renunció a seguir tocando en fiestas. Fuimos a ver a un grupo llamado los Caravelle, que estaban tocando en una verbena en el Parque Infantil del Country. Por cierto, por alguna extraña razón, gran cantidad de grupos de rock en Venezuela, se ponían nombres de carros, Mustang, Riviera, Barracuda, GTO, Caravelle y los más famosos de todos, los Darts y los Impala... No sé porque Victor invento los Bluster´s... probablemente con un nombre como los Camaro o los Mercedes, hubiésemos tenido más fama... y de paso grabando canciones en español. Todos éramos pitiyanquis (algunos lo seguimos siendo...)

No sé cuanto ofrecimos por "el contrato" del nuevo baterista, pero el hecho fue que vino a nuestra banda, quién hasta hoy, no solo sigue siendo nuestro mejor baterista, sino también otro más de mi grupo de "mejores amigos"... más que eso, un hermano... Francisco Pérez Olivares (Pancho), a la sazón, también estudiante de medicina. El upgrade se sintió de inmediato (con el perdón de LuisGui), porque Pancho pasó a ser además, el líder vocalista. Dock of the bay, By the time I get to Phoenix http://www.youtube.com/watch?v=mUg5p3BncuQ, Pretty Woman http://www.youtube.com/watch?v=8x2tG4X0cdc (esta va dedicada especialmente a Pancho) y I´m Coming Home http://www.youtube.com/watch?v=GZXcn5A0bek, harían "derretir" a las pavitas desde aquel entonces.



Pancho, no solo tenía buenos hierros, sino también carro... un Humber por cierto. Más adelante le conocimos esa afición, porque desfilaron "naves" como un GTO y un Firebird convertible, naranja, con tapicería blanca... una belleza!! El Oso, Eduardo Lozada y yo bastante pinta echamos en ese carro. Yo al menos no lo hubiera vendido nunca... aunque ahora me cuenta Pancho que "se le fundió el motor"... así sería la rosca!!

En esa época aprendí a manejar sincrónico, en un Mercedes negro que era de la mamá de Pancho... Jejeje!  Me fue útil aprender, porque a finales de ese mismo año, saldría de la Volkswagen de Los Ruices con mi VW 1500 "de paquete". No cabía mi amplificador en el carrito, pero la felicidad de tenerlo no se comparaba a ninguna otra cosa. ¡Mi primer carro! Podía ir ya a la escuela de medicina en mi propia nave...! El carro costó Bs 12.500 y dimos Bs. 1.500 de inicial. Puse la inicial y mi papá me ayudo a pagarlo (Bs. 512 mensuales)...¡Esos si eran bolívares fuertes de verdad!!

Y así llegó el año 1968.

Colegio San José de Los Teques. Un mano a mano con los Memphis, quienes se habían hecho famosos con su versión de Noches de Blanco Satén. Por cierto que todos los grupos en esa época tocaban "versiones", poniéndole letras en español, cosa que nunca hicimos. Nos parecía "gallego". Tu la vas a perder, donde donde, el último beso y por supuesto, la vi parada allí, eran para nosotros simplemente "gallegadas". Se nos revolvía el estómago al oír aquellas canciones de los Beatles en el radiecito de la mujer que planchaba... tu la vas a perder, si, si tu lavas a perder... ¡Que horror!  Ahora de viejos, por esas cosas de la vida, si nos atrevemos a cantarlas y hasta nos gustan...Jejeje!
Vuelvo al San José de Los Teques. A los lados del escenario colgaban, en letras fosforescentes los nombres de los dos grupos y aquello se llenó a reventar. Esa tarde nuestros fans aplaudieron a rabiar; Francisco tocó Strange Brew como nunca y la voz de Pancho llenó aquel auditorium cual estrella del rock. ¡Que tarde aquella! 
Dedicada a los dos Franciscos: Strange Brew.



http://www.youtube.com/watch?v=hftgytmgQgE

Otro día tocamos en el Alberto de Paz y Mateos con los Darts, pero fue la contraparte de la tarde del San José. Francisco tuvo un problema con su amplificador, ¿o sería una cuerda rota? y decidió repentinamente irse del teatro y dejarnos sin primera guitarra. Un Slash cualquiera. Esa noche oímos abucheos y salimos por la puerta de atrás. Que vergüenza y eso que pensábamos que éramos mejores que los Darts. Después de eso tuvimos que prescindir de “los servicios” de Francisco. ¡Sorry my friend!

Alguien nos habló de un gringo-español que tocaba órgano y fuimos a La Florida a conocerlo. Creo que llegamos a él, gracias a su hermano Alejandro Almaral, a la sazón amigo de Pancho. Allí comenzó la tercera gran etapa de Los Blusters, ahora con Charly en los teclados. El Farfisa le daba al sonido “bluster” otra dimensión. Además de que cantaba en inglés (I started a joke, Crossroads). Lo recuerdo en una fiesta en casa de los Vegas, donde cantaba Crossroads, moviendo sus pantalones campana, micrófono en mano.

Verano de 1968.

Nuevo viaje a Boston. Ya sería la última vez que vería a Andrea. Sentimiento extraño, pero el hecho de no verla sino una vez al año, haría que el sentimiento fuese apagándose poco a poco. No era ya lo mismo. Claro que fue una dulce despedida... 
Esta vez no estaba Manuel conmigo, tampoco Eddy, el hermano mayor, quien ya estudiando College se había mudado a Boston. Celebré mis 20 años allá. Zoilita pasó por allá, rumbo a su college en Maine, me llevó cartas de mi mamá y de mis hermanos.
La de mi mamá, la cual conservo aún en un album, me decía: Queridídimo hijo: Hoy es tu cumpleaños, estarás feliz de tener a los Bond a tu lado. Que Dios y tu virgencita de Coromoto te protejan y te den toda la felicidad del mundo. Te bendice en compañía de tu papá. Tu mamá. 
Carlos B escribió simplemente en el sobre: Se te "felicita" desinteresadamente. Carlos. (no has cambiado nada...!).
Gisela: Querido Hugo Ricardo: ¿Como estás? Yo muy bien, ¡Huy! se me olvidaba ¡Felisitasiones! (nunca mejoraste la ortografía). Tráeme alguna cosa, o si no te meto el dedo en el ojo cuando vengas (siempre pidiendo)...Jeje
María Teresa: en un sobre escribió Me traes algo bueno y adentro su carta:  Querido (desde lejos) Hugo R... (otra que nunca cambió)...
Anabel envió una tarjeta formal (... tampoco cambió...)

Zoilita me llevaba $100 de regalo de mi papá, con lo que aproveché de darme una acercadita a Montreal. El 14 de septiembre tomé un autobús Greyhound, hacia Canadá. Me costó $13.50 el boleto. Visité las instalaciones de Expo 67 y me paseé, solito, por la ciudad. La entrada a la Villa de Montreal, donde estaban los pabellones de la Expo 67, ahora con el nombre Man and His World, costaba 75 centavos cada pabellón! Con $100 pude pasar un par de noches en el Hotel Colonnade, el cual costaba $27 por noche y pagar el pasaje aéreo de vuelta Montreal - New York en Eastern. ¿Aunque usted... no lo crea!! Claro, comiendo solo “hotdogs”. Aún así, hoy saco la cuenta y como dice Anabel...¡No entiendo! Si no hubiese conservado boletos, entradas, postales y hasta servilletas, pensaría que lo soñé.


Al  regresar a Caracas, en Pan Am, venía vestido con un traje azul de cuello Mao y senda medalla con el signo de la paz, colgada al cuello. A esa edad, uno era capaz de usar cualquier cosa…! Bueno, también de viejo se me ocurrió quitarme el bigote y disfrazarme de Elvis para el cumpleaños de Francis... o sea!!

Una buena cantidad de discos 45 y LP en mi maleta, me acompañaban, pero traía un disco en especial, recién lanzado y en él, un tema que sobresalía y que inmediatamente "sacamos", convirtiéndose de una vez, en el símbolo de los Bluster´s y de toda una generación. Sería de allí en adelante el tema de cierre de todas las fiestas y conciertos. Al año siguiente, una película lo iba a inmortalizar. Otro ícono de nuestra generación… ¡Easy Rider!! 
http://www.youtube.com/watch?v=4gVPxPdNLwA




Para finales de 1968, ya las cartas con Andrea se iban haciendo cada vez más espaciadas y menos amorosas. Los estudios de medicina, ya cursando el 3er año, lo cual significaba el inicio de la práctica clínica en el Hospital Vargas, no dejaban mucho tiempo para más nada, sino estudiar y estudiar. En la clínica B, conocería a un gran maestro, a quien desde entonces he admirado profundamente, el Dr. Rafael Muci. ¡Dios te bendiga profe!
El grupo de compañeros de la escuela, ahora en práctica clínica, era más reducido. Allí tendría más contacto con Wilmer Pérez, quien pronto me introduciría en otro mundo. Uno de aventuras subterráneas... la Espeleología. 
Todo empezaría a conspirar contra la música. Los ensayos se hacían cada vez más espaciados. Se veía ya el final de una época. Ese final llegaría al año siguiente.

Desde septiembre de aquel año 68 empecé también a hacer guardias en el Psicosomático, a donde entré gracias a la ayuda de mi tío Ricardo. Aprendí a hacer historias psiquiátricas antes que las de medicina general. También empecé guardias en el Policlínico de Los Teques. En aquellas guardias me reencontré con mi gran amigo William, ya para ese entonces apasionado por la dermatología y con quien compartí equipo.

Mi Volkswagen no se cansó de subir a Los Teques durante el resto de aquel año y hasta 2 más. Un guerrero... prendía de cualquier manera, hasta poniéndole papel de envoltura de cigarrillos en los platinos. No sabía el pobre que al año siguiente, también le iba a sacar “la chicha”, viajando a Macuto, casi todos los días.

Y entre guardias, estudios y cada vez menos toques llegó el 69!


-Próxima entrega: La Psicotomimesis.




4 comentarios:

Carmen Cristina Wolf, Editora dijo...

Qué crónica tan buena...Genial. Bien escrita, me ha recordado muchas cosas de nuestra Venezuela de ayer

Carmen Cristina Wolf, Editora dijo...

Muy buena crónica... genial. Buenos recuerdos de nuestra Venezuela de ayer.

Anónimo dijo...

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